Escrito: 16 de agosto de 1936.
Digitalización: Fundación Andreu Nin.
Fuente: Fundación Andreu Nin.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2001
La carta de León Trotski a Jean Rous está fechada el 16 de agosto de 1936 y fue enviada a Fosco (Nico di Bartolomeo) al Hotel Falcón de Barcelona, edificio requisado por el POUM. Esta carta fue interceptada y entregada a un agente de la policía política de Mussolini y fue a parar a manos del jefe de la OVRA , que la transmitió a la Sección de Asuntos Especiales Reservados. Fue encontrada por el historiador Paolo Spriano en el Ministerio del Interior italiano (Dirección General de la Polícía del estado; archivo 1920-1945). Poco después la carta se publicó por Le Monde y, también, por La Batalla , el órgano del POUM en el exilio, en enero de 1971, precedida por un comentario de Juan Andrade.
Mi querido Rous (1):
Adjunto una carta que usted puede -si lo juzga útil- mostrar a Nin y a los demás. Lo que digo en la carta en manera alguna es diplomático: es preciso de nuevo combinar la flexibilidad con la firmeza. Me siento atado de pies y manos. Los mejores saludos de N. [Natalia] y míos. Afectuosamente. L.T.
Adjunto una carta que usted puede -si lo juzga útil- mostrar a Nin y a los demás. Lo que digo en la carta en manera alguna es diplomático: es preciso de nuevo combinar la flexibilidad con la firmeza. Me siento atado de pies y manos. Los mejores saludos de N. [Natalia] y míos. Afectuosamente. L.T.
Queridos camaradas:
He recibido inesperadamente vuestro telegrama. Desgraciadamente, aquí puede ser interpretado como una prueba de mi participación directa en los asuntos españoles, cuando se trata -según lo interpreto yo- de la posibilidad de obtener un visado para ir a Barcelona. No es necesario decirles que sería feliz de poder hacerlo. ¿Hay posibilidad?
Sabéis la situación en que me encuentro: el ataque de los fascistas, por una parte, la declaración infame de Tass por otra parte. No sé cuál sera la actitud del gobierno, que no tiene la menor idea de la infamia criminal de la pandilla de Stalin-Yagoda. Estaré, junto con Natalia, completamente dispuesto a ir inmediatamente a Barcelona. Para que el asunto acabe felizmente debe ser tratado lo más discretamente posible.
Comprenderéis muy bien que yo no puedo dar consejos desde aquí: se trata ahora de la lucha armada, la situación cambia de día en día, mis informaciones son nulas. Se habla de la desaparición de Maurín ¿Qué significa esto? Espero que no haya muerto. En cuanto a Nin, Andrade y los demás, en la actual situación sería criminal dejarse llevar por reminiscencias del período precedente. A pesar de que haya divergencias de programa y de método, incluso después de la pasada experiencia, éstas de ninguna manera han de impedir una aproximación sincera y duradera. La experiencia posterior hará el resto. En cuanto a mí personalmente, estoy absolutamente dispuesto a colaborar en La Batalla , aunque sea como un simple observador lejano.
La cuestión que más me preocupa son las relaciones entre el POUM y los sindicalistas. Me parece que sería extremadamente peligroso dejarse llevar exclusivamente, o incluso parcialmente, por consideraciones doctrinarias. Es imprescindible acercarse a los sindicalistas, cueste lo que cueste, a pesar de todos sus prejuicios. Es necesario vencer al enemigo común. Es necesario ganarse la confianza de los mejores sindicalistas durante la lucha. Estas consideraciones pueden pareceros triviales, me excuso por adelantado, pero no conozco suficientemente la situación como para poder expresar opiniones concretas. Sencillamente quisiera subrayar que antes de Octubre hacíamos todo lo posible para actuar conjuntamente, incluso con los anarquistas de pura sangre. El gobierno Kerenski intentaba servirse de los bolcheviques contra los anarquistas, Lenin se oponía encarnizadamente, solía decir que un luchador anarquista valía más que cien mencheviques titubeantes. Durante la guerra civil, que os ha sido impuesta por fascistas de la peor calaña, el mayor peligro es la falta de decisión, el ánimo tergiversador, en una palabra:el menchevismo. Lo repito una vez más: todo esto es muy vago. Hago todo lo posible para dar la mayor precisión posible a mis sugestiones, pero para esto es necesario vencer la distancia... Por mi parte, puedo prometeros mi más sincera disposición con los camaradas que están luchando, a pesar de todas las posibles divergencias. Sería una odiosa mezquindad volver al pasado cuando el presente y el futuro abren una vía común.
Intentaré desenvolverme con La Batalla con la ayuda de un diccionario. Pero no vuelvo a casa hasta dentro de cuatro o cinco días.
Mi más ferviente saludo a todos los amigos, incluso -y sobre todo- para los que creen tener razones para estar descontentos de mí.
Afectuosamente.
León Trotski
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