Salzburgo, 21 de marzo de 1933
Querido señor Cahn*
Le agradezco de todo corazón su bondadosa carta, pero desde lejos usted no ve en qué situación terrible nos encontramos entretanto aquí. Probablemente los movimientos en Alemania han de tener muy pronto su repercusión, y en tales circunstancias para mí sería inimaginable alejarme de casa por largo tiempo; es que ahora incluso debo evitar viajar a Alemania, porque la libertad de uno no está totalmente asegurada. Qué más necesito decirle cuando hoy a Bruno Walter ya no se le permite dar un concierto en Alemania, y se ha hecho un registro en casa de Albert Einstein para averiguar si ocultaba un arsenal. Ahora es preciso estar presente, y por eso he tenido que anular telegráficamente las conferencias que debía dar en Suecia y Noruega en marzo y abril. Pero seguro que en los años venideros, dígale esto a esos señores, iré con el mayor gusto, y ya nos pondremos de acuerdo sobre las condiciones.
(...) Ah, querido señor Cahn, si usted supiera qué tiempos estamos viviendo ahora; probablemente muchas de las tensiones se resolverán a la larga, pero por el momento, para autores “de una raza extranjera” como yo, todo está muy mal en Alemania, y la situación en Austria, en el filo de la navaja.
Cuando llegue esta carta, todavía por vía aérea, quizás muchas cosas ya hayan cambiado.
Un millar de saludos de su
Stefan Zweig
* Alfredo Cahn había nacido en Zurich, Suiza, en 1902, en el seno de una familia judía. Después de una breve estadía en España, emigró ala Argentina en 1924. En nuestro país se desempeñó como traductor y agente literario. Publicó algunos libros de ensayos y numerosos artículos literarios en diarios y revistas especializadas. Durante varios años fue profesor de Literatura Alemana en la Universidad Nacional de Córdoba. Las cartas que publicamos pertenecen a un espitolario inédito que conservaron hasta hace poco los herederos de Alfredo Cahn.
Querido señor Cahn*
Le agradezco de todo corazón su bondadosa carta, pero desde lejos usted no ve en qué situación terrible nos encontramos entretanto aquí. Probablemente los movimientos en Alemania han de tener muy pronto su repercusión, y en tales circunstancias para mí sería inimaginable alejarme de casa por largo tiempo; es que ahora incluso debo evitar viajar a Alemania, porque la libertad de uno no está totalmente asegurada. Qué más necesito decirle cuando hoy a Bruno Walter ya no se le permite dar un concierto en Alemania, y se ha hecho un registro en casa de Albert Einstein para averiguar si ocultaba un arsenal. Ahora es preciso estar presente, y por eso he tenido que anular telegráficamente las conferencias que debía dar en Suecia y Noruega en marzo y abril. Pero seguro que en los años venideros, dígale esto a esos señores, iré con el mayor gusto, y ya nos pondremos de acuerdo sobre las condiciones.
(...) Ah, querido señor Cahn, si usted supiera qué tiempos estamos viviendo ahora; probablemente muchas de las tensiones se resolverán a la larga, pero por el momento, para autores “de una raza extranjera” como yo, todo está muy mal en Alemania, y la situación en Austria, en el filo de la navaja.
Cuando llegue esta carta, todavía por vía aérea, quizás muchas cosas ya hayan cambiado.
Un millar de saludos de su
Stefan Zweig
* Alfredo Cahn había nacido en Zurich, Suiza, en 1902, en el seno de una familia judía. Después de una breve estadía en España, emigró a
Gracias por publicar material sobre Cahn!
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